Un aspecto importante de las relaciones entre adultos en programas de cuidado de infantes y niños pequeños es tomar conciencia que los proveedores de cuidado pasan por etapas en sus relaciones con los padres.
Durante la primera etapa, los proveedores se enfocan solamente en el niño y se puede decir que tienen "complejo de salvador".
Durante la segunda etapa, los proveedores se enfocan en los padres y en el niño, pero tienen una fuerte tendencia a educar a los padres para que aprendan cómo mejor atender y criar a sus hijos.
En la tercera etapa el proveedor se propone crear una asociación con los padres y con la familia.
La comunicación con los padres incluye lo siguiente:
Al inscribir al niño en un programa de cuidado infantil, la primera tarea es crear juntos un plan de servicio tanto para el niño como para la familia.
Comprender obstáculos a la comunicación facilita abrir avenidas de comunicación para que los padres se sientan a gusto tanto en conversaciones informales como durante conferencias más formales.
Los padres que tienen niños con necesidades especiales pueden tener otras preocupaciones que quizás usted necesitará comprender al comunicarse con ellos.
A veces simplemente escuchar es beneficioso, pero otras veces, los proveedores de cuidado y los padres tienen que negociar ciertos asuntos.
Educación e involucramiento de padres
La educación de padres puede ocurir de manera informal a medida que padres y otros miembros de la familia observan lo que ocurre en el programa. Involucrar a los padres puede hacerles sentir bienvenidos y animarles a que pasen más tiempo participando en el programa, pero esto debe ocurrir de manera voluntaria.
La meta de la educación para padres no debe ser de convertir a los padres en profesionales de cuidado infantil. Padres y proveedores desempeñan roles diferentes y así es como debe ser.
Las relaciones con proveedores de cuidado adquieren diferente significado si el cuidador es proveedor de cuidado infantil hogareño o si es miembro del personal de un centro infantil.
El respeto es ingrediente clave en todas las relaciones --tanto las de adultos con niños como las de adultos entre sí.
